Avería

Se me estropeó la computadora. Con frecuencia falla en alguna cosa, y yo creo que lo hace para darse importancia y llamar la atención. No podemos vivir sin ella, y ella quiere recordárnoslo con frecuencia para mantener su dignidad. También es verdad que los fallos suelen ser fáciles de arreglar con darle a unas teclas u otras, y luego con apagarla y volverla a encender. Son solo rabietas de adolescente inmadura que se pasan pronto y se olvidan de inmediato.

Pero esta vez no. Ni teclas ni programas ni apagar ni encender. Se atascó y se atascó. Tuve que llamar al técnico. Le expliqué como pude la situación y le pregunté cuál sería la causa y el remedio. Él sabe mucho de computadoras y es muy sincero. Me contestó: «No tengo ni idea de por qué pasa esto. Vamos a intentar remedios.»

Tecleó, repasó, desplegó ventanas y aventuró opciones. No, no es esto. Vamos a ver de otra manera. Otras teclas y otras ventanas. Tampoco. Más despliegues de las entrañas de la computadora. Parece mentira las cosas que lleva dentro y las cosas que pueden hacerse con ella. Con tanta viscera no es extraño que alguna se retuerza de vez en cuando. Pero no sabíamos cuál.

Be repente se hizo la luz, se amansó la pantalla, se disciplinaron las líneas y volvió la obediencia inmediata de letras a teclas. Todo iba bien. El técnico sonrió y me hizo probar a mí para convencerme. Funcionaba a la perfección. Asunto concluido.

Le pregunté: «¿Puedes decirme ahora lo que has hecho y los pasos que has seguido para remediar el problema, y así, si vuelve a presentarse lo puedo corregir yo mismo?» Él se río y me contestó: «Es que ni yo mismo sé lo que he hecho. Yo intento caminos y pruebo soluciones, y cuando sale, sale. Siempre acabo resolviendo el problema pero nunca hay un remedio fijo. Hay que ir probando hasta que sale. Y cada situación es distinta.»

Le di las gracias por haberme arreglado la computadora y por la lección que me había enseñado. ¿No es así la vida? Cada problema es distinto. No tiene soluciones prefabricadas. Hay que intentar, probar, fracasar, volver, perseverar, solucionar. Y sin saber cómo ni por qué. Y sin copiar a nadie ni a nosotros mismos. Al fin todo se arregla y la vida sigue. Hasta la próxima.
Gracias.
P. Carlos González Vallés

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