Calles del Partido de Lanús


por Omar Dalponte

Coronel Pringles: un modelo puntano en Lanús

Antes de iniciar esta serie de notas sabíamos que al comentar los nombres de nuestras calles, muchos de ellos pertenecientes a personajes de nuestra historia, algunos serían de nuestro agrado y otros no tanto. No se nos escapaba que nos encontraríamos con unitarios y federales, radicales y conservadores, personalidades surgidas de las capas más humildes de la sociedad y vacas sagradas de la oligarquía; peronistas y antiperomstas… En fin, con la eterna discusión que nos caracteriza a los argentinos respecto a los unos y los otros: River o Boca, Galvez o Fangio, Gatica o Prada, Troilo o Piazzolla, Leonardo Favio o Palito Ortega, los Kirchner o «los del campo». Pasando por Maradona o Pelé, y Basile o Bielsa, podríamos seguir casi infinitamente mientras no consideremos que existen los grises e insistamos en tomar partido por los blancos o los negros.
Aunque nos resulta difícil, a medida que avanzamos en nuestro trabajo procuramos informar -hasta donde nos resulta posible- desde una posición objetiva e imparcial. Repetimos: Hasta donde nos resulta posible, porque, en tanto seres humanos comprometidos con determinadas ideas, no siempre vemos todo con total objetividad sin que influyan nuestras propias pasiones. Dicho esto vayamos ahora a las cosas.
La calle Coronel Pringles, perpendicular a las vías del ferrocarril, traspone todo el lado este de nuestra ciudad y se prolonga hasta el 5.500 terminando en la calle Coronel Linch. Lleva el nombre de quien «por sus brillantes acciones, por su valor e hidalguía, el pueblo de San Luis, reconoce como modelo y paradigma de la puntanidad». Pringles, por ser un ilustre guerrero de la Independencia Argentina es, además del héroe máximo de los puntanos, un ejemplo de coraje, lealtad y entrega para todos los argentinos. Nació en San Luis el 17 de mayo de 1795. Siendo muy joven se enroló en las milicias de caballería de su provincia, en la época en que San Martín era gobernador de la provincia de Cuyo. Ingresó al Regimiento de Granaderos cruzando luego a Chile a las órdenes del Libertador. En febrero de 1819 se rebelaron los prisioneros realistas confinados en San Luis, que en su mayor parte habían participado en las batallas de Chacabuco y Maipú. Estos atacaron el cuartel de la ciudad y la casa del gobernador Vicente Dupuy, la rápida reacción del pueblo y de los soldados de la guarnición logró vencerlos; entre los héroes de la jornada se contaron el joven Pringles y Facundo Quiroga, entonces comandante de milicias riojanas. Todos los prisioneros fueron muertos. En noviembre de 1819 Pringles se incorporó al Ejército de los Andes que hizo la campaña libertadora al Perú. Allí participó en el desembarco en Paracas y en la batalla de Nazca. Cuando un escuadrón realista se dispuso a pasarse a los patriotas, San Martín envió a Pringles, entonces teniente, con instrucciones y garantías. Pero éste fue sorprendido por una partida realista en la playa de Pescadores, cerca del pueblo de Chancay. Varios autores dicen que «superado por el número de sus enemigos se arrojó al mar, dispuesto a morir antes que rendirse o perder los mensajes. El general realista Jerónimo Valdez le prometió respetar su vida, lo ayudó a salvarse y le permitió destruir los mensajes». Estuvo prisionero en El Callao hasta que éste cayó en manos patriotas. Se reincorporó a su regimiento, con un escudo que decía «Gloria a los Vencidos en Chancay». Más tarde luchó en Junín y Ayacucho. De regreso a la Argentina, participó en la guerra del Brasil y tuvo una actuación destacada en la batalla de Ituzaingó a órdenes de José María Paz. Con el unitario Juan Lavalle combatió contra Dorrego e hizo campaña al interior de Buenos Aires. Se unió al general Paz hacia Córdoba y luchó en San Roque, La Tablada y Oncativo.
Ya con el grado de coronel -cosas del destino- se enfrentó a Facundo Quiroga cerca de Río Cuarto y, al no poder parar el avance del riojano, huyó a San Luis. Fue derrotado en San José del Morro y después, nuevamente en las márgenes del río Quinto. Allí fue muerto por un oficial federal que le disparó un tiro y varios historiadores coinciden en que «fue llevado a presencia de Quiroga, pero murió en camino. Quiroga cubrió su cuerpo con su propio poncho y amonestó al oficial que lo había matado». Se le atribuye haber dicho: «jPor no manchar con tu sangre el cadáver del valiente Coronel Pringles no te hago pegar cuatro tiros ahora mismo!». La exclamación de su enemigo es el mejor homenaje que se le pudo hacer a este valiente soldado de la independencia. Al colocar el nombre de Juan Pascual Pringles a una de nuestras calles, se ha rendido homenaje a quien, más allá de sus posiciones, fue un hombre de extraordinario valor personal.
NOTA: Sugerimos como temas interesantes para leer y estudiar los referidos a: El Callao, las batallas de Ayacucho, Oncativo, Ituzaingó, Río Cuarto y Chancay. También la biografía de Facundo Quiroga y el libro Facundo de Domingo F. Sarmiento. Dejamos constancia que el entrecomillado es copia fiel de los materiales consultados que omitimos mencionar por falta de espacio. Rogamos no tomar lo expuesto en estas notas como verdades absolutas.
nuevospropositos@hotmail.com

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