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Luis Ordoñez y su premio en Francia

por Natalia Carnese

Esta nota es un reflejo de la sección «La Andariega», que la autora desarrolla en el programa «Sin Cadenas» (magazine periodístico que se emite de lunes a viernes, de 8 a 9 de la mañana, por Radio Cadena AM 1470 y www.cadenaam1470.com, coproducción de la radio y Multimedios LA IDEA), los días miércoles.

Nacido en Valentín Alsina, Luis Ordoñez incursionó con éxito en varios oficios durante su vida:  la gastronomía, en el negocio de su padre y la música donde compartió escenario con Almendra, Manal y Vox Dei, los más grandes del Rock nacional de los años 70, pero su verdadera vocación desde muy chico fue el dibujo y, en especial, la caricatura. Autodidacta en su formación, creó un sistema de enseñanza fácil de aprender, que lo llevó a contar con una de las escuelas de dibujo más concurridas de Latinoamérica desde hace más 30 años en la avenida Hipólito Irigoyen al 4500, justo frente de la Estación Lanús.
Fundó la Primera escuela internacional de caricaturas en la ciudad de Miami, Coral Gables, Estados Unidos.
En el año 2012 fue distinguido por el Gobierno de Francia, en la ciudad de Saint Just Le Martel entre más de 1.500 artistas de todos los continentes, como el mejor caricaturista del mundo.
Luis Ordoñez es, sin dudas, una referencia ineludible para muchos artistas y año tras año representa a su querido Lanús y al país en las principales exposiciones del mundo. En 2019 tuvo el honor de ser el primer caricaturista en exponer sus obras en el mítico Museo del Louvre de París.
Desde muy chico le gustó el dibujo, precisamente la caricatura. Era fanático de Walt Disney y de todos los dibujos animados que se veían en ese entonces: Tom y Jerry, Popeye y fue ahí donde nació su inclinación para ser dibujante. Copiaba todo lo que tenía que ver con el humor. Copiaba a Patoruzú, al pato Donald y le daba mucho placer hacerlos a la perfección. Se sentaba en el negocio de su papá en una mesa chiquita que había y copiaba los dibujos que venían en las latas de galletitas. Copiaba las letras sin saber aun lo que decían, tendría 4 o 5 años. Le costaba hacerle creer a las maestras que era él quien hacía los dibujos. Mandaban a llamar a su mamá para que no lo ayude en la tarea. Quedó fascinado con los dibujos de un caricaturista que lo marcó en este oficio. En ese entonces salía una revista para televisión que se llamó CANAL TV. En la portada salía siempre la caricatura de un personaje muy conocido del mundo de la televisión que era dibujada por Abel Ianiro, un personaje que lamentablemente no pudo conocer. Ianiro concebía el verdadero concepto de la caricatura que era deformar al máximo y mantener el parecido, aunque no esté el nombre del dibujado y además una cosa importante es que se podía saber quién era el dibujante, aunque no esté la firma al pie. Ianiro fue su influencia en los comienzos y quien precedió a Lino Palacio, Ferro, Garaycochea y tantos otros que lo fueron incentivando sin quererlo mientras buscaba un estilo propio con distintas técnicas, pero nunca tuvo una escuela que le enseñara lo que quería que era el dibujo humorístico y la caricatura. 
Exponer en el Carrusel del Louvre para Luis fue algo maravilloso porque era la primera vez en la historia de este Museo que exponía un caricaturista contemporáneo. Había que romper el concepto de que la caricatura era considerada un arte menor. Decían que la caricatura era la hermana boba de las artes plásticas y a Luis la televisión en la Argentina le permitió demostrar que este arte era un agasajo hacia las personas, hacia aquellos que se llevaban un recuerdo que iba más allá de una ridiculización y que tenía más que ver con el agasajo y que si bien cada uno defiende lo suyo, le da más valor a una caricatura que va plasmando en un papel lo que el dibujante está imaginando y distorsionando, mientas que un retrato es copiar lo que estás viendo. Entonces ese valor creativo tiene que ver con las artes plásticas, pertenece a ellas y por ese motivo se pudo hacer esta conexión para exponer en ese lugar tan emblemático de la historia del arte en el mundo.
Los nuevos medios de comunicación permitieron tener la posibilidad de mantener la escuela abierta de manera virtual y no solamente en Lanús sino que al ser una escuela abierta a todo el mundo, se anotaron alumnos de Austria, Costa Rica, Chile, España, Israel y Perú; es decir que todo esto llevó a que se pueda reinventar y seguir mostrando este don que Dios le regaló a través de algo que hoy en día está moviendo al planeta, que son las redes sociales a través de sus distintas plataformas y que logran la comunicación con una calidad que les permite mostrarle al alumno de la misma manera que como si estuviera presente en las aulas. Están haciendo un curso totalmente renovado. Han hecho un estudio de grabación en su casa donde están grabando las lecciones con la explicación minuciosa de cosas nuevas dentro de programas.